Sospechas

Había pasado una semana más o menos desde mi primer y último encuentro con los que yo supuse mis agresores. Todo parecía indicar que me había dejado llevar por mi imaginación, que no existía ese peligro del que mi subconsciente se empeñaba en avisarme. Aún así, cada vez que me asomaba a la ventana, allí estaba... no era más que una estatua humana, de las muchas que hay en BCN, exhibía su licencia para ejercer su inactividad expedida por el Ayuntamiento. Todo parecía normal, salvo el hecho de que apareciese el día después de mi incidente y que cada vez que me asomaba a la ventana me daba de bruces con su mirada estática, lo que me producía un desasosiego rayano la paranoia. La primera mañana apareció de torero, muy juncal y pinturero; al día siguiente de barbudo y amenazador legionario; luego de anónimo nazareno, morado y encapirotado; de bailaor cordobés con sombrero y camisa de lunares anudada al ombligo; de bandolero dieciochesco; de resistente numantino, este sólo accesible a los versados en historia y reconocible por su falcata y su escudo decorado con el caballo íbero.
Pero hoy lo encontré torvo y amenazador en su pedestal, vestido de padre dominico inquisidor, con su jarrito de agua, dispuesto a arrancar confesiones de un peñasco si fuere menester.
Su mirada vacía, su sonrisa entre paternal y comprensiva y sádica adelantándose al momento de causar dolor, su ademán diciendo "esto te lo estás causando tu sólo, yo sólo soy el intermediario entre Dios y tus errores..." todo ello me confirmó que efectivamente, existe un complot contra mí.
Soy de natural pusilánime, así que me costó un poco asimilar la idea, cuando me convencí de que debía salir de debajo de la cama y empezar a planear un contraataque ya era noche cerrada y mi acosador había desaparecido. Cené frugalmente y después del vasito de Colacao ya era dueño de mí mismo.
Comencé por hacer una lista con mis posibles enemigos; misión imposible, no tenía por aquel entonces enemigos conocidos, soy lo que vulgarmente se conoce como ¨un pan de Dios¨, mi vida transcurría entre estudio y estudio, y posiblemente el hecho de desmontar tesis erróneas de mis colegas fuera lo más malvado que hice nunca, eso sí con fruición y disfrutando del momento...
Dándole vueltas y más vueltas por fin me pareció ver un atisbo de luz en el túnel, la elección de disfraces no parecía aleatoria, todos ellos señalaban hacia un posible enemigo político ¿Podía ser que mis trabajos hubiesen levantado ampollas más allá del mundo académico? y si así era ¿Quién estaba detrás del complot que mi apocada mente adivinaba...?

Escribir comentario

Comentarios: 2
  • #1

    Maese Mármol (domingo, 28 junio 2015 19:03)

    La inquietud me corroe...

  • #2

    PENDUY (martes, 30 junio 2015 12:15)

    QUE NO TE CONTAGIEN LA PARANOIA,QUE PARA ALUCINADOS YA TENEMOS BASTANTES.ALGUIÉN ESCRIBIÓ : " EL RETRASO MENTAL QUE ALGUNOS PADECEN NO DEBE SER CONSIDERADO COMO UN PROBLEMA POLÍTICO".