George Washington

Al albur de las recientes y muy verídicas revelaciones sobre el origen de la bandera de los EE.UU., y aprovechando el tirón mediático de dichas revelaciones, me decido a poner en jaque a la comunidad científica internacional exponiendo una de las investigaciones del nunca bien ponderado y tristemente desaparecido Dr. Cucurrucucú.
En la Barcelona castigada por Borbón, aún casi destruida por la ira totalitaria, a principios del 1732 nacía Jordi Guasch i Tomeu, hijo del matrimonio entre Agustí Güasch y Maria Tomeu que, miembros de la mediana burguesía barcelonesa, amantes de una libertad que les era negada y que decidieron, antes de arruinarse del todo por la rapacidad de un Madrid victorioso, emigrar a las colonias americanas de sus otrora aliados, los ingleses.
Lo hacían sabiendo que una vez allí, recibirían ayuda de la amplia comunidad catalana, establecida hacía ya más de cien años.
Se instalaron inicialmente cerca de la playa de los colonos, Colonial Beach, allí su  padre probó fortuna como hacendado  y luego como minero de hierro.
Creció en Virginia, a la sombra de la poderosa familia Fairfax, donde se formó como agrimensor. Sin embargo, decidió emprender una carrera como hacendado.
Ante la imposibilidad de conseguir esclavos castellanos (era bien conocida su predisposición a ser mandados) por la lejanía y el hecho de que los más cercanos estuviesen sin domesticar, se decidió a comprar africanos a los que liberaba, en cuanto conseguían dominar el catalán, hablado y escrito con soltura, esparciendo así la semilla de la libertad en su lengua verdadera.
Aprovechando los conocimientos que su padre había adquirido en el infame sitio de Barcelona, y que éste le transmitió con el correr del tiempo, consiguió un puesto en la milicia estatal de Virginia con rango de Mayor. Es también por esta época cuando es nombrado maestre de la francmasonería, esa antigua y honrosa sociedad de luchadores por la libertad, filántropos y esforzados luchadores por la justicia social.
En 1754 Jordi, ya conocido como George (los anglosajones no eran conocidos por su xenofilia) entra en batalla con el odiado francés dentro del marco de la guerra franco-india. Después de una emboscada a las tropas francesas, éstas superando en número a los luchadores de la libertad, los ponen en fuga, y, refugiados en Fort Necessity, son  completamente derrotados en la batalla de Great Meadows. Esta situación solo puede explicarse si se tiene en cuenta la predisposición de George Güasch a temer al francés, un complejo transmitido sin lugar a dudas por su padre, que vivió la furia desatada de los horrores galos en el infausto sitio de Barcelona, y que le impedía el total desarrollo de sus cualidades militares. No es hasta 1758 que participa en la expedición Forbes, con rango de General, consiguiendo una sonora victoria sobre el odiado Borbón y del mismo modo la revancha por tanto sufrimiento causado a un país que, aunque lejano, no podía olvidar: su Cataluña natal.
Llegado a este punto, habiendo conseguido sus objetivos personales, se retira de la vida militar, y no será hasta 16 años después, al iniciarse la guerra de liberación, que se decide a volver a vestir el uniforme. Para esa época ya ha adaptado totalmente su nombre y apellidos, por su versión en inglés, uniendo los dos apellidos en uno para evitar perder sus raíces: Jordi Guasch I Tomeu se convierte en George Washington.
Es así, de uniforme, como aparece en el Congreso Continental después de las derrotas de Concord y Lexington, dando a entender que de nuevo pone todo su genio militar por la causa más noble, la libertad de los pueblos oprimidos.
Se prepara para la contienda con el pragmatismo de un líder que sabe apreciar la ayuda venga de donde venga, sea del odiado Borbón francés o del despreciable español.
La verdad es que no comenzó demasiado bien, y continuó mucho peor. Fecha fatal, anatema de la libertad, deshacedora de libertades, un triste 11 de septiembre de 1777 George Washington sufre una aplastante derrota en la batalla de Brandywine. A pesar de que él mismo arengaba a sus soldados al grito de `bon cop de falç´ aprendido sin duda de su padre, los soldados ingleses, mercenarios de otro monarca déspota, ponen en retirada al pueblo que buscaba la libertad y entregaba la vida en esa búsqueda.
En ese momento de inflexión, se da cuenta de que si no puede vencer sus miedos atávicos a fechas y enemigos, jamás sería el líder que él se sabía llamado a ser. Así después de reunir a su ejercito de nuevo, convencido de la grandeza que le otorgaba su lugar de nacimiento, arremetió contra el dragón totalitario, y a fuerza de terror y tierra quemada en los siguientes 4 años libera a su patria adoptiva de las cadenas de reyes impuestos y regala a los incipientes EEUU la libertad que anhelaba para su patria.
Todo lo demás es bien conocido para cualquier aficionado a la historia, George es a su pesar elegido primer presidente de EEUU y así tiene que desligarse de su pasado catalán, de sus sentimientos catalanistas y haciendo el supremo esfuerzo regalarle una grandeza histórica a una patria que, si bien la merecía, no había sido llamada a ella.
Aún así, este insigne catalán se convirtió en un faro de luz para todo pueblo que busque su libertad.

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Comentarios: 1
  • #1

    Perillán de la Mancha (domingo, 14 junio 2015 18:36)

    Ya me suponía yo que nada bueno podía ser quien renuncia a su Patria y a su Rey por una patria advenediza y republicana