Continuando la obra

Al parecer, una vez desaparecido el insigne Dr. Cucurrucucú, se ha iniciado una campaña de desprestigio contra él, con tal encono que yo, su alumno, colaborador y amigo, he decidido contar la verdad sobre nuestro más importante sabio, desde este blog que él mismo comenzó.

El fácil e inocuo ataque de sus enemigos ha empezado por sus excentricidades que no eran tales, una vez conocida su peculiaridad. Reconozco que una persona vestida con un traje de cosmonauta ruso de los años sesenta paseando por el barcelonés barrio de Sarriá puede llamar la atención. Pues bien, no cabía otra posibilidad, la enfermedad única en el mundo que le aquejaba (hipersensibilidad a las ondas wi-fi) le sumía en un mundo de locura si no se aislaba totalmente: la sordidez del porno, la banalidad del trending topic, los chats, youtube... Todo era descodificado por el cerebro del Dr. sin mediar herramienta externa y sin poder ser controlado. Es cierto que ningún especialista reconoció nunca los síntomas, y la medicación recetada, curiosamente reservada a pacientes esquizofrénicos, parecía mejorar su situación, pero adormecía su aguda capacidad de disquisición, así pues se negaba a tomarla, y usaba el traje, comprado en e-Bay, como aislante en sus paseos por el barrio. La aparatosa escafandra, unida al hecho de que el pantalón naranja le quedaba corto, y usaba unas botas de agua de Hello Kitty para acabar el aislamiento, le hacían blanco de todo tipo de burlas, que él sufría con estoicismo, nada nuevo aportan sus enemigos con describir su atuendo.

Con el tiempo aprendió, si no a bloquear, por lo menos a buscar e interactuar con las páginas, blogs y grupos que más le interesaban, de ahí que nadie le viese nunca en una biblioteca documentándose para sus revolucionarias tesis, sólo tenía que sentarse cerca de un punto BCNwi-fi y abrir la escafandra. Al instante quedaba conectado con todas las bibliotecas del mundo que hubiesen digitalizado sus existencias. Así decir, como algunos hacen, que sus tesis eran inventadas es mentir: brillantes en la exposición, ingeniosas en las conclusiones y verídicas, a prueba de cualquier argumento en contrario, las seguiré exponiendo al público con la finalidad de divulgar las más gloriosas páginas de la historia, las escritas por lo hijos de Cataluña, y las más sórdidas, detrás de las cuales siempre está, como se verá, la mano de algún castellano.